Puede que manejes un auto híbrido, consumas comida orgánica, uses productos de belleza “verdes” y diseñes tu hogar conforme a los últimos estándares amigables con el medio ambiente.
Pero si aún no has considerado “enverdecer tu vida amorosa, sigues siendo un desastre ambiental”, de acuerdo a Stefanie Iris Weiss, autora del libro “Eco-Sex”.
¿Cómo funciona esto? ¿Debería de imaginar los glaciares que se derriten durante la siguiente cena romántica con una persona especial? No precisamente.Puede ser tan simple como el elegir a dónde ir en una cita.“¿Qué tal que asisten a un restaurante donde puedan comer un seductor menú basado en comida orgánica, local, y que produzca menos dióxido de carbono antes de que llegue a tu plato?”, sugiere Weiss.
Ella espera alejar a la gente del sexo “sucio” hacia el eco-sexo. Esto significa:
- Usar tu bicicleta para tu próxima cita y dejar el auto en casa.
- No hacer gastos excesivos durante el día de San Valentín, pues produce demasiada basura.
- Usar ropa interior cómoda de materiales amigables con el medio ambiente como algodón y bambú.
- No arraigarse a la idea de tener bebés. ¿Y si mejor adoptan un niño o aplican una política de un solo hijo?
Sin embargo, la teoría de Weiss no es completamente nueva. Greenpeace publicó una guía para un “sexo amigable con el medio ambiente” en el año 2002, que incluye “apagar la luz durante los momentos de romance” o que si se quieres ver a tu pareja “es mejor tener sexo durante el día”.
Pero Weiss va más allá. Ella cubre desde la primera cita hasta la forma de criar a los hijos de manera “verde”. También sugiere tener en mente al medio ambiente cuando la vida sexual comience a disminuir. El viagra, ella dice, está sobreestimado.“La gente debería de consumir ostras como afrodisiaco”, dice Weiss. “Están llenos de zinc, un precursor de la testosterona. Era conocido que el Casanova los ingería en grandes cantidades antes de tener sexo”.
En las calles de Washington, capital de Estados Unidos, la idea de una vida amorosa amigable con la ecología se toma como broma.“¿Qué tan verde es mi vida amorosa? ¿Es en serio? ¡No seas absurdo!” fueron las respuestas más comunes de gente consultada en la calle.
Pero el concepto se encuentra en plena demostración en una tienda de artículos sexuales local.
“Vendemos aceites orgánicos, ropa interior comestible y juguetes que son completamente reciclables”, dice Luis Cadillos, un vendedor del Sitio del Placer en Georgetown. “El problema es que nuestros clientes se sienten avergonzados al momento de desechar los juguetes de manera correcta”. Pero el piensa que promover una vida sexual ecológica puede ser un “gran negocio”.
“Deberíamos de tener una sección especial para nuestra clientela consciente del medio ambiente”, sugiere Cadillos.
Su colega, Paula Kov, es menos entusiasta.“Trato de llevar una vida amigable con el medio ambiente, pero esta va más allá de lo que podría considerar el dióxido de carbono en mi vida amorosa”.
El activista climático Mike Tidwell no está de acuerdo.“Nunca he pensado que tan verde es mi vida amorosa. De hecho esto se trata de reducir nuestro consumo excesivo y eso debe de preocuparnos en cada aspecto de nuestra vida”, dice.
Tidwell, quien es el director de la Red Chesepeake de Acción Climática en Washington, decidió hace mucho tener sólo un hijo.“Me alegro de que el libro no prohíba hacer el amor en exteriores” bromeó Tidwell. “Eso no genera dióxido de carbono”.Es claro que en el libro de 200 páginas de Weiss, la autora trata de promover a través del sexo un estilo de vida totalmente verde.
¿Pero es eso en verdad algo tan malo?
“Con sexo todo se vende, incluido el medio ambiente”, asegura Weiss.
Weiss dice que espera que, en medio de la crisis en el debate sobre el clima, su libro “pueda por fin acercar a esos gruñones por la ecología, que no saben lo básico sobre tener una vida amigable con el medio ambiente”.
Eso no se ve probable después de leer el blog del conservador William Teach y lo que dice sobre su libro:“De hecho espero que los alarmistas por el cambio climático, en su mayoría liberales, tomen su consejo en tener sexo ecológico sin terminar embarazadas”, Teach escribió en rightwingnews.com
“El mundo tendría menos liberales desquiciados educados por padres liberales desquiciados”.
John Bargh, quien enseña psicología en la Universidad de Yale, ve un problema diferente con la teoría del eco-sexo.
Pensar en el impacto medioambiental en tu vida amorosa, dice, va contra la naturaleza humana.
“Los seres humanos son irracionales”, explica. “Tomamos decisiones basadas en nuestros deseos, especialmente cuando se trata del amor”.Agradecimientos a Fanny Facsar, CNN México
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